Una hoguera se apaga mientras otra se
enciende. La noche te devuelve el reflejo que perdiste y descubres
que no has cambiado. No has aprendido nada. Estás en el mismo
callejón que estabas. Sin salida. La compañía ha mejorado, pero
siempre está distante y siempre estás distante. Es difícil dejar
que se acerquen, y parece que no eres el único que se siente así.
Parece que la experiencia sólo sirve para alejarnos, que los cambios
de estación ocurren por algo, que las sonrisas se marchitan y salen
arrugas por dentro que nadie ve pero saben que están ahí. Se
acumulan palabras en la mente que seguramente quieren salir, pero
están desordenadas, no puede conocerlas nadie, no se las digas, por
lo menos no de la forma en la que viven. Necesitas filtros,
compasiones que las controlen, menos rencor, menos odio, más verdad,
sobre todo más verdad. Lo que venía a decir es que la noche
continúa siendo la misma, la única que se muestra tal cual es, la
única sin manchas.