Recapacita, telaraña


Si te cuentan una historia no la creas si no la has vivido aún. No la mires a los ojos si crees que no la conoces todavía. Inventate algo propio y no lo sueltes hasta que no este listo para volar. Que no se puede ir por la vida recopilando momentos de otros y almacenando recuerdos inexistentes de algún dios de la lluvia. Y las nubes sabes que salen en su mirada porque tiene un pasado que no le pertenece y un futuro encarcelado entre rejas de marfil de imitación. No juzges el libro por su cubierta ni su vida por sus pupilas. Que se calla cuando debería alzar la voz y hablar de su yo que nadie conoce aún. Pero le cortaron un trozito diminuto de sus pestañas y ahora no es el que era, el que no fue, el que no será nunca. Recapacita tus miedos y tu mente esquisita que prueba placeres que no conoce el viento, sino el fuego del agua y el deseo de un helado en pleno invierto tormentoso, frio y lluvioso.
Que la nieve era blanca hasta que llegó la noche.

Solarización


De manos unidas y paz aparente también se alimenta la gente que pasa y que pisa y se posa junto a ti a través de la vida incipiente, que se relaja y se teje en un manicomio atrayente, y los tanques y el ruido no pueden parar de quedarse atrás y ver que ya no está esa violencia adyacente, ese cruce de brazos que no deja andar y se termina de pronto, y todos somos uno, y ese uno somos todos, y la soledad ya no existe si te atas a la farola del mundo y no te sueltas nunca.
Y en eso consiste nuestro saturno propio, en ti y la vida y en nosotros y en el todo que no contamina y sabe a respeto y a lucha que no termina. Todo empieza y se acaba menos nosotros y las cuerdas invisibles que nos unen y acercan, y cada vez más locos en sus castillos de piedra de puertas abiertas para que pase el aire y la luz. Y ese sol tan inmenso que hoy es de todos y permanece y crece a través de la vida dando esperanza al que ya no esperaba nada y siendo siempre y por todos algo más que cuatro almas unidas, siendo las almas de la vida y del futuro que ayer oprimía y hoy es más nuestro, más tuyo, más del mañana que ya puede llegar tranquilo y respirar porque nos hemos unido. Solarización en las esquinas y en la libertad de andar libre por aquí, por donde antes no había nadie y ahora estamos todos, mirando la luna y riendo y siendo como somos, como queremos, pero juntos.

Histrionismo decimal


Solidificando edificios quemados por el hielo y el no saber. La rutina y el día noche que oprime mi garganta y me atrapa en cada coche que para pero no llega. Y así poco a mucho desandamos el camino sin asfalto que hicimos deshaciendo lo vivido. Escuchamos las canciones en mute para ver si oímos lo que no sabemos ver y podemos codificar lo que sentimos. Pero los sentidos se bloquean si los usas demasiado y la costumbre los consume. Los cuervos giran sobre tu cabeza en elipsis casi perfectas que no contemplan el miedo. Enrojece cada duda de vergüenza en las miradas que desnudan los impenetrables muros de las preguntas. Grita el mudo su desesperanza. Mirarlo desde el cielo es más divertido que frotar lámparas. 

Dado rojo de la suerte



Me pongo los zapatos, ato los cordones que me oprimen y mantienen el miedo en su sitio y comienzo a andar. Como cada día vuelvo a pisar los charcos, a saltar sobre ellos y a mancharme con el barro. Y también como cada día vuelvo a tropezar con esa pequeña piedra que no debería esta ahí, pero está y parece que no tiene prisa por marcharse. Pero yo si, y me marchó. Continuo andando hasta donde me lleven estos pies que siempre me guían y me conducen a lugares que no conozco pero que debo conocer. Y se me escapan los porqués de la mandíbula, crujen y rugen. Salen disparados en todas las esquinas porque necesito saber… pero no sé el qué. La confusión se mezcla con cada nota de mi voz y no me deja seguir sintiendo. Las hojas secas del pasado aparecen en mis susurros atrapando los recuerdos que no tengo por culpa de una larga pero bonita palabra que se quedo a vivir a mi lado. Atrapo mariposas del sueño y las almaceno en pequeños botes de cristal para usarlas cuando las necesito. Y las necesito tantas veces que siempre tengo que volver a por más, pero son difíciles de encontrar y no tengo tiempo. Siempre surge esa palabra: tiempo. Experimento con el tiempo que no tengo explorando agujeros negros donde la materia está pero no se encuentra. La libertad no sabe ni contesta porque las preguntas no son las correctas. Pero no hay respuestas a tantas dudas ni dados sin lados que mienten más que ayudan.

Flotadores


Peligroso pestañeo que se pierde una mirada que le cuenta el cuento que nunca acaba. Y los finales no finalizan si no los corta una palabra.
La letra de la canción se canta más que se habla, para que no suene tan triste como suena si le faltas.
Hay cervezas en lugares desconocidos que nadie conoce, redundancia. Pero a mi me gusta así, en la soledad de unas pestañas. Y hay veces que las cosas cambian de color, como los ojos con el sol. Pero todo es diferente dependiendo de las gafas. O más cerca o más lejos, como el zoom de una lunática.
¿Qué pasará mañana? ¿Inventarán nuevas palabras?
Los círculos se cortaran como almas sin esperanza. Rajaran esas venas inexistentes y la rutina será el pasado, una pesadilla que se acaba.
¿Los peces sueñan?
Si la memoria no existe no puedes terminar de empezar a aprender nada.
¿Aprender o aprehender?
La h lo cambia todo. Como a los macarrones las salsas.
Pero todo depende aunque no sepas de qué. Las excepciones son comunes si caminas con los pies. Normalidad…subjetividad…las dos terminan en ad.
La misteriosa historia de las palabras…que nunca dicen nada. Coge el flotador y no te hundas en las pisadas pasadas, pesada. 

Redbull y cafeína


No importa lo lejos que me vaya porque siempre quedará cerca mío ese algo que se parece a ti. Y las sonrisas y los ojos que corren de las palabras a las miradas, y a la nariz… como si necesitaran volar más que los pájaros, de los que tanto nos reíamos. Y nos sentábamos en cada banco de cada acera que se cruzaba en nuestro camino, y contemplábamos las horas pasar, sin darnos cuenta. Parando relojes parábamos la vida. Y esa suerte, que se quedo a dormir conmigo y ahuyento a las pesadillas. Y todo por ahora, y mientras dure. Lo disfruto, como el helado de mora, como el chocolate con fresa. Y me sobran carcajadas incontenibles, y secretos, de esos que cuento y me dejan pensando que habría estado más guapa callada. Pero esta bien, me entiendes, como a los libros de Freud, en los que explican sueños, pero aún así tu los sigues viendo a tu manera. Y la perspectiva y el no saber, y los contextos de manos abiertas y caricias tan cómplices, como ese grupo de los 90. Y en eso consiste, supongo, en tenerte y que me tengas y en no dejar escapar esos instantes. Y morirme de vergüenza si lees esto, pero eres tu y tu culpa, y todo… Que me invaden las sonrisas y me puede el miedo, pero no quiero, así que aquí estoy, luchando y siguiendo adelante, sin nombres, ni fechas, ni barreras del sonido. Solo nubes y planetas que se alinean para que la locura nos recoja, y nos de alas, como el redbull, como tu mirada.

Revolver



Juguemos.
Pasame la pelota y me cuentas un secreto.
Te la paso yo y me inventas un recuerdo.
Ganando siempre.
No me abriré para perderte.

Bipolaridad sicodelica e insatisfecha.
¿Cuál es mi verdadero yo?
El bueno, el feo o el malo... quizás la mezcla...
Me he olvidado de las cosas que perdimos en el fuego mientras bailabamos con lobos los lunes al sol.
Somos los que no perdonan, los buscavidas, los falsificadores.
Diamantes de sangre charados que intentan vivir para gozar perdiendo a fierecillas incautas domadoras de leopardos sin manchas.
Todo te lo puedo dar menos mi vida sin mi.
Permanezco al borde de un ataque de nervios en el bar abierto hasta el amaneces.
La sonrisa de la Mona Lisa me observa y atormenta para que te cuente las cosas que nunca te dije
Mi vida en 60 minutos solo sirve para decirte por qué te quiero en 65 palabras.
Bailame el agua en medio de una jungla de cristal mientras cae la tormenta perfecta.
Tengamos 50 primeras citas con la chica de rosa, será algo casi perfecto.
Solo tu, tu y yo, y aquello que ocurrió mientras dormías.
Vamonos de vacaciones a Roma, a la boca del diablo, para aprender como ganar un millón.
La verdad sobre Eva es que abandonó a Adán por las serpientes en el avión que los llevaba a la isla de clones y batallas.
¿Te has preguntado alguna vez por qué todas las canciones hablan de mi?
Revolver en el país de las maravillas apuntando a una novia cadáver que se encuentra en medio de una pesadilla.

El ruido pesa



Costumbre de rozar la hipocresía con mis dedos.
Empujando días del calendario hasta encontrar la palabra fin y apostar mi carta de la suerte.
Efecto dominó de las tormentas que te rodean de agua y de pronto te olvidas de nadar.
Sátira de una vida consumida por el fuego, con llamas a la altura del miedo.
Caminos dibujados en hojas en blanco... aún no se han inventado las carreteras de papel.
No hay accidentes que terminen en colchones para impedir el impacto.
El dolor sigue viviendo a la vuelta de mi esquina.
El miedo me la ha vuelto a jugar atándome los cordones para que tropiece con el mismo error de siempre.
Jugando al escondite con el pasado, esta vez no vas a encontrarme.
Aráñame y déjame cicatrices interesantes.
Permíteme regodearme con mis 116 historias incontables.
Muérdeme los amaneceres, abrázame con tus espinas.
Te siento, lo siento todo.

A mi manera


Subir no significa tener que bajar.
Vivir en una montaña rusa sin final
Y dejar que una ola te lleve al lugar
Donde comenzó el camino marcado.
Catarsis idiota que te hace olvidar lo olvidado.
Y pensar en la elipsis mental que se va.
Eclipse del equinoccio equivocado.
Desmembramiento por falta de uranio
Y sonrisa cómplice malvada.
Equivocado, como una ecuación sin resultado.
Salta otra vez.
Ojala fuera un pez payaso, de esos sin memoria
Y que viven poco, pero intensamente.
O un caracol y tomármelo con calma.
Serpiente enredada en si misma.
Nudo que aprieta hasta ahogar
Pero en el ultimo segundo te suelta,
Y deja pasar ese aire irrespirable.
Contaminación acústica de silencios.
Esperma olvidado en un banco.
Solitarios gusanos de seda
Que buscan pero no encuentran
Crisálida a la que llamar hogar.
Anillo perturbado que no termina de encajar
Y rosal con espinas de plástico
Que no te permiten sangrar.
Prohibido mirar al cielo
Quedándose en el suelo.
Señuelo que no caza el objetivo marcado.
Pistola sin balas iluminada por el fuego.
Arde el loco en su caja de hielo.

Sin prisas



Vas por la calle preguntándote si el norte será el sur y por eso te has perdido, pero no. Parece que el mundo está bien hecho o quizás eso sea lo que quieren que creas.
Si estuviera bien hecho te darías cuenta, no habría problemas.
No necesitarías quitarte las converse para sentir la hierba. Reír y sufrir, contradicciones que terminan con las dos mismas letras, como si estuvieran unidas de alguna manera.
Y eso que dicen de las tormentas, que terminan y queda la calma, es mentira.
Y si no me crees mira estos días, que no para de llover. Nunca termina el gris primavera.
Y las flores florecen, es tan lógico todo…
Continúas caminando sobre calles en ruinas, adoquines que te hacen tropezar.
Pero tranquilo, que la vida es poeta y te busca en las rimas.
No sabes por qué a veces se te escapa esa mirada, la de desesperación, la que busca un abrazo. Y lo encuentras, vaya si lo encuentras.
Y luego no hay nada, solo el tiempo que te persigue y corres, pero no te puedes escapar de este planeta.
Y no hay dudas ni círculos cerrados, eso ya lo has asumido.
La duda eres tu, hablando en algún lugar que no conoces, pero te escuchas y tiemblas. ¿Así suena mi voz?
Debe ser que los martes y trece se han agotado, o que te sobran cartas en esa baraja, incluyendo los comodines.
Y saca el as, que tu eliges, tu decides…y caminas.
Y ves colores en cada toldo de cada tienda que cruzas, y pasas rápido, como con prisa. Es que los escaparates ya no sonríen, se han teñido de algo, pero da igual.
Tu estás bien y el futuro no tiene prisa.

Formol


Caza reflejos olvidados y manchados de sangre que nunca pertenecieron a nadie.
Huye de monedas y resplandores cegadores dándole la espalda al lodo.
Sonríe lunas llenas de deseos imposibles que realizará cuando el norte sea el sur.
Gira prismáticos triangulares conocedores de incendios provocados por gasolina azul.
Atormenta a los grillos mudos que no le dejan dormir con su silencio.
Pasa lento pero seguro sobre piedras que le impiden tropezar correctamente con los mismos errores de siempre.
Permanece oculto tras las ramas de árboles inseguros en los que ya nadie más se atreve a subir.
Decidió alejarse de su lugar de siempre en busca de agua contaminada con besos que no han sido dados.
Juega a ser lo que no es para ver si aprende a ser lo que es pero no quiere.
Y se olvida de saludar pero no deja de perderse en la palabra adiós y en sus cinco letras impronunciables.
Tatúa primaveras con años que no ha vivido por el miedo a caer el primero y levantarse el último.
No perdona si no es a cambio de un recuerdo olvidado en cajones quemados por el fuego del pasado.
Regala incontinencias verbales y fotografías rotas por la prisa de vivir acelerados en frascos de formol. 

Changing lanes


Te dejo escapar al mar para llover lágrimas quemadas, para acariciar amaneceres y dejar escapar ciertas sonrisas.
Te robo miradas que nunca sobran, que nunca faltan y que abrazan más fuerte que nada.
 Te pienso inventar noches sin sueños de ojos cerrados cada vez que mires al suelo.
Y creo que seguiré escribiendo en papeles arrugados de los que ya no quiere nadie solo por sentir que siento. Y siento, lo sé.
Se me escapan las arrugas de los labios, se me nublan las pupilas y veo lo que no suelo ver a no ser que parpadee.
Sé que los precipicios se me quedan pequeños a ratos, y que las paredes se vuelven bajas y salto y encuentro algo detrás de muros gigantescos.
Algo que vale la pena, que para el tiempo en la hierba. 

Rompecabezas


Veo sombras con sonrisas que se intuyen, inquietantes y estimulantes al mismo tiempo.
No se cómo han llegado a ese parque sin hierba ni árboles, tampoco sé si se puede llamar parque a un lugar así.
Debería llamarse desierto pero no parece la palabra adecuada.
Quizás aún falten palabras por inventarse.
Quizás la luna sea roja cuando la miras a través de un teléfono que no suena.
Y no nacen las palabras bajo días de tormenta, solo nace un cazador sin escopeta.
Lo mismo pero sin serlo.
Son definiciones sin definir, son letras sin juntarse.
Hacer puzzles no es tan divertido como deshacerlos y ver que pierden el sentido.
Y las piezas se dan la vuelta mostrando imágenes inacabadas.
Sicodélicas en los espejos rotos.
Arañazos quebrando la belleza y opulencia insuficiente.
Sinsentidos, sincabezas.
Desarmados en un anillo que nunca cierra y con finales que nunca empiezan.