No pararemos el carrusel


En París no supe si sucedió. No lo recuerdo. 

The eye of silence



Y ese toldo sabe a donde voy, no puede seguir negándolo y tapándome el camino. El ojo de cristal observa desde su casino preferido. Tira las cartas una y otra vez, solo porque hoy es domingo. Y mañana... que sabrá la vida del destino. Cierra los ojos y deja de ver peligro, que los osos salen cuando termina el frío. Agárrate a mi equipaje y desanda conmigo lo temido. Sueña la abeja que ha encontrado su sonido, pero despierta y continúa emitiendo un zumbido. Duerme, que ya es tarde aunque aún no haya amanecido.

Deberías encontrar pronto tu sonrisa, esfinge de la muerte, estoy buscando verte. El equilibrio está en mi mente, huyes y te desvaneces. Floreces entre atardeceres verdes de tenerte, de esconderte.
Y te robo en cada esquina una de tus alas para que vueles siendo menos pesada, pero no funciona. Te arranco la otra y dejas de volar. Deberías creer en tus alas. Nunca he besado a un duende, pero tampoco lo necesito. Necesito tus alas, esfinge, y una navaja de afeitar, y quizás una vaca o un ojo de cristal. Necesito aprender de ti, saber volar sin alas.

-         Las luces se ven diferentes, brillan más y no se apagan nunca.

Porque siempre hay un antes de lo que llamamos ahora, y ese antes puede representar un gran obstáculo para después. Vivimos en una sucesión de tiempo a la que prefiero llamar sucesión de momentos. Patinamos entre el antes, el ahora y el después, aunque normalmente vamos resbalando y cayéndonos. Antes aprendí a levantarme, ahora estoy intentando hacerlo y después lo conseguiré. Pero no sirve de nada porque volverá pronto otra sucesión de momentos y tendré que repetirlo otra vez. 

Sigue siendo demasiado



Supongo que es difícil permanecer en la mente de otro durante algunos segmentos de tiempo, pero me encantaría sentirlo.
Las venas se marcan a veces, cuando la sangre circula demasiado lenta, o demasiado rápida. Es cuestión de conocimiento. Pero de eso tengo muy poco.
No consigo entender por qué pienso en ti, pero lo hago. Aunque también he pensado en más personas. Pero te mezclas, de alguna manera consigues hacerlo. Espero que sepas a qué me refiero, porque yo no. Pero sé que algún día, en otro hemisferio me entenderás, y te acercaras a mí tan despacio como siempre solías hacerlo. Aquí, en mi mente, todo resulta tan sencillo, pero tan complicado para explicarlo con palabras, que me destrozo. Pero tranquilo, que es de forma ortodoxa, de esa que todavía está permitida.


El salmón que no sabe volver



Suena mejor decir que estás acabado. Que ya no sueñas olores a fin de mes. Te has vuelto un suicida es mejor que decir que tienes familia y la quieres cuidar. Ibas como el salmón, pero has decidido unirte en el instante del ocaso a aquello que algunos llaman felicidad. Tenías todo para perderte pero perdiste lo que te hacía especial. Ya no piensas en molinos de viento. No tienes ideas que anden con las manos. Has olvidado las tablas de multiplicar. Indemniza tus miedos con un millar de sonrisas, pero te darás cuenta que no sirven para actuar. Vuelve al escenario de lo que era tu vida. Sigue tus pisadas, pero esta vez hacia atrás.


Morfeo


Vamos a tratar de escondernos. Intentaremos huir sin saber muy bien a donde. Nos desarroparemos por las noches. Esperaremos que algo pase, que cambie, que acabe este momento. Desaprenderemos a tenernos. Sabemos que va a ocurrir, lo que no sabemos es el cuando. Olvidaremos nuestra voz. Trataremos de callar los pensamientos. Desentendámonos de lo que está sucediendo. Podemos mirar al sol, pero ciega con su luz y atormenta su calor. No debemos despreciar eso que nos dice que no da para más canciones lo que tenemos. Morfeo contará sus cuentos pero ya no sabremos escucharlos. Estamos terminando con nuestra esencia. Quemando los segundos que no nos quedan. Siguiendo un ritmo que no nos corresponde. Rompiendo con lo roto a jirones de recuerdos.

Let´s make the water turn black



Ocultada de las llaves abandonadas, se escondía ella. Con su sangre, con su pierna, con ella. Sabía hablar pero no lo hacía. Escribía que prefería el silencio, pero si tenía que hablar solo lo hacía estando sola. Con multitudes no le salía la inteligencia. Manipulaba un lápiz y un pintauñas de color rojo. Parecía divertirse mientras miraba por la ventana. La ventana que daba a un muro. No se entiende. Es incoherente. Escribió que era muy difícil no ser artista. Hizo un truco de magia, algo estúpido. A nadie le importaba que moviera tanto las manos. A nadie le importaba. Pero al mismo tiempo todos se sentían interesados. La miraban como quien mira un cuadro abstracto. Creo que llegaron a perderse un poco entre sus manos. Me tocó la nariz. Le gustó porque en seguida nos dedicó una sonrisa. Tenía las manos tan sucias. Pero eran bonitas y pequeñas. Le dimos más papel. Dibujó. Pero eran cosas sin sentido, como manchas sin color ni significado. Al menos para mi no significaban nada. Pero no se podía dejar de mirar, hacerlo sería como una ofensa para ella.

Era tan ambigua que arrastraba al aire. Yo me arrastraba también. Me habría perdido tantas veces en su nuca…


INTENTO Nº1


No. Uso demasiado esa palabra. Hay que cambiar, siempre, en continuo cambio para que no te pisen los cordones.
Hablo de lo que no conozco pero sueño con ello. He viajado por todo el mundo desde mi hemisferio derecho. Pero no co-no-zco nada.
Hablo de olas que nunca he visto, de mareas que me transportan a otros colores, de resacas que nunca llegan.
Solía hacer muchas cosas, pero eran demasiado reales para recordarlas.
Es mejor tener recuerdos de lo que no se ha vivido o tener simplemente el presente.
Hay monigotes bailando entre los parques, entre las nubes, entre cualquier paisaje que se pueda imaginar.
Tengo muchas cosas inmateriales. Tengo un duende de la risa que escucha pero no habla, y siempre se deja dibujada una especie de mueca que invita a ser feliz.
Pero también poseo un rincón oscuro escondido en mi ombligo. Este no invita a nada, solo da que pensar.
Mis ideas piensan más que yo, suelen perseguirme con antorchas hasta que las escucho.
Nunca las escucho, solo las oigo un rato hasta quedarme en gris anaranjado.
Evaporo miserias a veces que se convierten en castillos en el aire.
Fui todo. Fui trapecista, hombre-bala, domador, almendro (se me secaron las hojas hasta morir), fui pantera, fui helicóptero… fui. Eso es todo.
No hay fotos de mis momentos preferidos. No hay cajas con postales enviadas por algún loco.
No. Pero si. Porque soy, porque tengo, porque qué se yo que tu si sabes. 

Maltraído e inacabado



Invocamos noches que han colisionado contra mí. Fuerzo a mi risa a tomar esas pastillas para que se agoten sus zapatos. Nosotros nos quemamos y aterrizamos de nuevo. No sabemos donde. Sabemos que sí, que está bien. Que todo va a salir bien. Como siempre gritamos con los pies. Exijo saber que pasó cuando la acera ardía. Brilla la nube consumida en gasolina. Hay que seguir describiendo todo lo que oímos. Llevo el último número de tu teléfono en algún rincón de mi cabeza. Apúntalo en el violín que me regalarás en aquel parking. No ha ocurrido aún, quizás no ocurra nunca. O sí. Bailaré en un bar de carretera junto a una canción demasiado vieja. Para ti, para mí. Para el tú. Soñaremos que viajamos tan solos como si fuéramos acompañados. Pensaré que no existe mi destino, pero llegaré, te lo prometo. No sé como acaba esa pesadilla. A lo mejor no acaba nunca, o se muere con el verano. Y aquella luna ya te dije: yo misma, pero con tu carisma. Muy dentro, si, como el sexo que no fue.
Cosas que se sueñan en el sofá.


7 crisantemos


No sabía que hacer, tomarme un descanso de mi mismo se me antojaba insoportable. Necesito de mí para saber quién soy, sino nunca podré salir de este bucle de opiniones insatisfactorias. Nunca pretendí llegar a este punto de mi vida en el que me apetece comenzar a andar hacia atrás. Creo que una vez fui yo mismo, un niño feliz que no sabía apreciar los problemas y por eso no pensaba en ellos. Me gustaba columpiarme 60 segundos en cada parque que veía paseando con mis padres. Ellos esperaban sabiendo que, como siempre, me cansaría en seguida. Supongo que no he cambiado mucho. Sigo columpiándome 60 segundos hasta darme cuenta de que ese no es mi parque. Sigo buscando el parque que se hizo para mí, sé que existe y sé que existo. 

Not broken!!!!



A veces hay que soltarlo para poder agarrarlo con más fuerza. No hay conexión en las frases que se agolpan en las cabezas. Hay ruido e hipnosis perenne en las ojeras de los que no quieren ver. No quedan garantías, sólo puñaladas de incertidumbres. Necesitamos los besos que no sabemos dar, las caricias y los abrazos inexplicables a la sombra de las hogueras. Vivir lejos del mar enturbia las miradas que no inundan mejillas. Metáforas, una tras otras, sin significados, sin motivos que quepan en una cajita de cristal. Personalidades de nube arremolinadas en escombros de papel pinocho, de ese que siempre miente verdades a medio contar. El mejor regalo es un caleidoscopio, pero da completamente igual.

Sobre un tejado de zinc caliente

Rosa de alquitrán. Termómetro bidimensional. Teatro inaugural. Circo decimal. Rotura esquimal.

Desearía correr detrás del aire y no poder alcanzarle, pero desearle tanto que no pueda parar…

Eres más inteligente cuando dejas de pensar.

Bebo para ahogarme pero el vaso siempre se vacía.

Persigo el recuerdo de una noche sin instantes. Persigo al que no me persigue.

Y mañana, mañana me dolerán los ayeres.

El dolor me lo causo yo y mi agonía.

Sueño con no soñar, con acariciar el pasado pero lograr olvidar.

Piso sobre cristal y araño sin arañar.

Hago daño, me gusta hacerlo y no pararé hasta romper igual que a mi me rompieron.

Escaparía si supiera como.

Quiero ser lo que no aprendí


Quiero ser el espejo del sonido de tu voz.
Quiero saber que no hay sitio para nadie en el armario de la destrucción.
Quiero ser pájaro en peligro de extinción, volar libre en el enchufe del adiós.
Quiero ser coca cola, cenicero que no arde y fuego que no es de nadie.
Quiero ser la pasión que esconde el que se calla, el que habla sin mirarte.
Quiero ser un paseo a la orilla del mar de los bostezos.
Quiero ser gel de ducha y ducharme junto a ti.
Quiero ser sombrero sin dueño que te cubra del sol de invierno, que te haga muy feliz.
Quiero ser un libro de poesía donde la gente entienda lo que lee.
Quiero ser mendigo de la calle, fugitiva del que tiene el poder.
Quiero ser almendra en un castaño.
Quiero ser amante de la tinta y el papel.
Quiero consumirme en una calada de un cigarro de liar.
Quiero enterrarme en las pupilas.
Quiero ver pero no callar.

Y si fuera un naufrago sin mar ataría palabras a las palmeras que se callan y no las dejaría de hablar. Si pudiera consumirme en los ayeres elegiría ser lo que no fui. Quizás por falta de experiencia, me perdí. No he aprendido a saludar por las mañanas ni a quedarme a tomar un café. No he aprendido a hablar con las miradas ni a gritar antes de dormir. 

Pueden salir cosas buenas de no saber demasiado


Tengo un terremoto en mis pastillas de la cordura. Un millar de cuerdas de pensamiento entrelazando ideas que nunca nacen de mi garganta. Tanta vida heredada desconocida para la luz del alba. Varillas de paraguas bailando bajo la lluvia contando sus secretos a la luna. Alguien me contó alguna vez que un sabio en China se ahogó por querer besar la luna en el río. Seguro que la beso y murió en la humedad de su saliva.


No comprendimos las salidas y elegimos respirar. Soñamos con piratas sin bandera que se quieren ahogar. Rompimos las palabras que significaban final. Hicimos oídos sordos a las olas del mar. Queríamos ser fuertes y continuar pero nos mudamos a la orilla de la ciudad. Nadie conoce a nadie, nadie sabe nadar. Todas las películas empiezan para luego acabar. Todos los principios nos dejaban llevar arena en los bolsillos, copas de vino tinto, flores sin plantar. Quemábamos el tiempo, partíamos momentos, pintábamos defectos. 

Storm


Entré en una calleja donde solo estaba yo pero no me sentía sola. Había algo que me soplaba en la nuca, un viento irracional preparándome para lo que vendría después, porque sabía que vendría algo cuando huyeran los colores. Quería comerme el mundo sin atragantarme y era tan difícil levantarse de las raíces del manicomio que ocultaba mis secretos. No soltarme de una mano que sostenía mis dudas era mi meta pero la perdí por el camino, me perdí por el camino. No quiero encontrarme, no voy a buscarme. Quiero ser amiga del aire y que me toque y me agarre fuerte y que me ataque con sus miedos.


Tengo múltiple personalidad y frío en mis pestañas. Esa sombra que me sigue y no sabe a donde va y ahora se duerme. No quiero despertar solo para caminar. Yo quiero volar pero no aterrizar. Había problemas que me hacían reír y sombrillas que no me dejaban vivir. Y ese sol que calienta sin quemar enfriando poemas escritos por la ciudad. Pinto en las aceras el enigma de la soledad a ver si alguien lo puede adivinar. Permíteme volar.

Libre


Con la libertad del que no retiene aire sino que lo coge prestado un rato para sentir su vida. Sentir y respirar esa alegría que solo se mantiene en un clima como este. La rumba que canta el viento y te abraza con precisión haciéndote sentir que protección es algo más que una palabra que no requiere compañía. Podría dormir eternamente pegada al aire, olvidando el tiempo. Jugando con los recuerdos y reconstruyendo mi pasado. Haciendo que valga la pena ser lo que siento.  

Conversaciones que nunca tuvieron




-         ¿Te drogas?
-         Solo cuando te pierdo

-         Nunca te dije lo que nunca te dije
-         Hoy tengo tiempo
-         Yo lo he parado. No puedo

-         ¿Qué escondes en ese cajón?
-         Mis palabras

-         Te he visto desnuda tantas veces que me resulta raro verte con ropa. No te la pongas.

-         No puedo evitar pensar que te he perdido
-         No. Perdido estaba cuando te estaba buscando y no aparecías.
-         Es que no te veía.
-         Te dije hace tiempo que tenías que ir al oculista. Si me hubieras hecho caso habría sido más fácil.

-         Te imaginaba diferente. No se, no te veía la cara.
-         Yo te imaginaba con alas. Pensaba que sabrías volar. Pero no me has decepcionado.

-         Mentiroso
-         Solo conté una verdad diferente a la tuya.
-         Muy diferente.
-         Si, pero era mi verdad. Acéptalo. No puede nevar a gusto de todos.
-         Llover.
-         Pues llover, nevar o hacer sol. Me da igual. Sabes a lo que me refiero. Sabes que llevo razón.
-         Siempre crees llevarla pero nunca la llevas.
-         Y ahora sonreirás y dirás que era broma.
-         No me conoces
-         Pero te intuyo.
-         Tú y tu última palabra.
-         Tú y tu carácter de nube.
-         Déjame tener la última palabra por esta vez.
-         Está bien. Di.
-         Todo se reducía a ti.