Nunca la ausencia



He vuelto a oler a menta al recordarte. Nunca me dijiste donde comprabas esos chicles pero no se venden en tiendas, los he buscado, te lo prometo. Lo que no se es por que tenías tantas cajas en los armarios, con tus secretos, como te gustaba llamarlos. Y acumulábamos tantos abrazos cuando me llamabas por teléfono que al verte me olvidaba de soltarte. Que me atraparas tanto me hacia libre. Sigo sin entender el tiempo, y esas arrugas que te formaba en la frente, y la nieve que se iba quedando pegada en tu pelo y te empeñabas en pintar de un color mas alegre, que hablara de ti. Y por encima de todo sigo creyendo en los cuentos que me contabas y viéndote en las miradas de la gente. Queda un poco de ti en cada rincón que encuentro y cada día estas más cerca.

Sibilino

Qué difícil, a veces.
Saber acostarse a tiempo, cuando la noche
ya sólo puede tumbarte a golpes de tristeza.
Cuneta enésima.
No pedir otra cerveza ni porqués. 
No lanzarse al vacío de la herida abierta.
Qué difícil no pensarse absurdo y roto 
frente a esos ojos huecos
que una vez fueron mi planeta.
Simplemente sonreír, qué difícil.
Y guardarse las palabras 
para quien por fin las merezca.

http://melancoholismo.blogspot.com.es/2011/12/decepcion-etcetera.html


Bebía y vivía



Tus palabras parecían una cárcel. No encontré otra solución. Ningún arma era mejor que la tinta. 
Lo que no sabia es que me encontraría entre tu sangre. Echar de menos a un desconocido no es lo mejor que podía pasarme. Pero hace frió donde estas y es un poco tarde. Quizás algún día te recuerde y nos sintamos. Odio no saber cuales son tus canciones favoritas. Ni que letra del abecedario te parecía mas sincera. Ni el color mas bonito que has visto nunca. 

Y cuando creía que no cabían mas nubes, vas y apareces. Y pareces lo que me faltaba después de tantos inviernos de andar descalza. Ahora tiene explicación que cuando me buscaba en ellos no encontrara nada, eras tu, pero tampoco lo sabias. A estas alturas de la resaca espero que sigas dormido.

El arte es mentirte de frío



Conducir extenuado hasta la carretera equivocada que te lleva a un lugar que te congela. Te das cuenta de todas las cicatrices que se han quedado a vivir en tu piel... y nadie que las acaricie... Vuelves a decir aquello de los duendes, y su alegría, y esa tristeza que esconden debajo de tanto verde y piensas que enamorarse debe ser algo parecido, pero real. Otra vez me sorprendes atrapándome con una sola palabra que sale de tu paladar y saborea tu boca como yo nunca lograre hacerlo. Reconozcámoslo, el miedo es inmenso. Tu, tan quieto, efímero y eterno al mismo tiempo, haciendo que rozarnos parezca natural aunque por dentro estemos ardiendo. No se si eso de que inventaremos cuentos se hará real, pero me la juego. Mordería cada una de tus manzanas de locuras interminables y volaría sobre todas las cataratas que inundan tus pisadas, borrándote. Pero correría mas, hasta alcanzarte, y si no paras de reír lo consigo, eso si que puedo prometértelo... no como cuando te prometí el cielo y se redujo a un cuadro en la pared con nubes que no eran tuyas, ni mías, pero estaban. Permanece todo en la memoria y me moría por decírtelo.

De camino a casa el metro y tu y nadie mas y llegas y te abrazan y vuelves a empezar.

Confía



Ahora me cuesta pensar... me cuesta diferenciar entre la realidad y la imaginación. Dibujar norias en las que solo suben y bajan dos, y siguen subiendo y bajando hasta que solo se monta uno, y se queda allí solo, dando vueltas por la noche. Se acabaron los círculos cuadrados, las marionetas de tela y botones, las sonrisas que esconden algo, la confianza. Se mueren los pájaros en los árboles, en los tejados, en los parabrisas de los coches blancos, en donde nadie puede verlos. Se suicida una mirada. Hay un homicidio, en algún lugar a muerto un niño dejando paso a un hombre, o quizás no. Quizás murió un hombre dejando paso a un niño, que también murió. No se puede saber, no se puede conocer a un desconocido. Tú no eres tú, solo la sombra de lo que fuiste, solo una mentira en un envoltorio sencillo, tan simple como el humo.

Comenzar desde el final




Saber que se puede sonreír sin complejo, que verte significaba observarte y que por unas pocas horas creí en el destino.
Conocerte fue así de fácil aunque pareciera prohibido.
En tu espalda un tatuaje que se acerca al mapa de mis calles.
Otro día más esperando que te pases por el lugar de siempre, esperando que recuerdes mi nombre.
Te pareces a la cerveza, no se por qué pero me gustas.