El equilibrio es imposible



Equilíbrate en el precipicio y recupera tu forma de nada, que el viento nunca tuvo una idea mejor. Salta desde una piedra pequeña de esas insignificantes a las que solo tú prestas atención. Lánzate y lee tu mente, parece tan indescifrable como lo era la canción que me cantaste. No solías decir si a no ser que te mirasen a la cara, resultaba fácil ponerte cadenas y ojos de pena. Respirar se te daba bien aunque no hubiera nada en tus pulmones más allá del alquitrán de nuestros cigarros enemigos. Y en eso consistía todo, en odiar y acariciar párpados cerrados. No queríamos ver los bancos vacíos ni nada que nos recordase que estábamos solos. No parabas de imaginar cometas y fresas ácidas de las más rojas de tu frutería favorita. Nadie tiene fruterías favoritas, al menos nadie las elige como tu. Siempre fuiste así, miedo e improvisación elevadas a potencias desconocidas. Y quizás esa sea la palabra, desconocido.

El final no empieza hoy


No sabes la suerte que tienes de desquiciarte sin ver lo que pasa por tu mente.
Nunca adivinarás de qué color son las alas de las mariposas porque a ti no se van a acercar.
Dejar de pensar pensando no funciona cuando pintas paredes de blanco.
Mirar el sol y no cegarte, saber que no lo ves porque está tan lejos que no te alcanzan las miradas.
Tomar un trago de esos que te dejan con ganas de más y tienes que seguir nublándote.
Como esos días que no quieres conocer pero que sabes que conocerás.
Llena un cubo verde de recuerdos grises y espera a ver el resultado de la mezcla.
Tiralo, deshazte de las llaves cuando puedas, si es pronto mejor.
Que mañana nunca llega si lo esperas mirando atrás.
No sabes caminar sin manos ni soñar sin ojos.
Abre la ventana otra vez, que vendrán los cambios y el invierno lo borrará todo.

Puede que se aprenda algo


En el edificio con luces día y noche, habita gente desamparada por la suerte. Gente que no sabe lo que tiene hasta que no llega a ese lugar, donde algunos descubren que no tienen nada. Cada uno con su loca cabeza, su loco corazón o sus heridas superficiales o demasiado profundas como para descubrirlas. Pero están allí, irremediablemente, esperando la solución que les solucione, que les haga seguir adelante.
Algunos no salen nunca, otros salen con los pies por delante y otros caminan, simplemente caminan, deseando no tener que volver y viendo el infinito de manera diferente, desafiando a la rutina y luchando. Pero todos ellos tienen en común ciertos momentos de esperanza, que según su duración, marcan el comienzo de su vida. Cuentan hacia atrás desde 0, como si nada hubiera pasado, como si desearan que todo continuase. Se ríen entre ellos, conocen gente que quizás no vuelvan a ver, pero que son importantes. Y es que hay nombres que nunca se olvidan. Como Joaquín, que supo ver el final pero no vio el principio, que deseo aprender a caminar sin pies, pero no pudo.

Circo



Pégate tan fuerte a mí que solo por eso resulte fácil separarse,
Porque se sabe que todo seguirá en el mismo lugar el día de después.
Bebe un trago lento, cerveza, de esos que me hacen sentir tan tibia.
Regálame una montaña de arena que no se vuelva tiempo al ser amontonada.
Inventa un frasco de cristal y recoge poco a poco cada pedazo de mí.
Invierte tus momentos en una hucha compartida a trazos de acuarela
Y cuéntame cada una de tus caídas de ojos cerrados y manos abiertas.
Que siempre se cae con manos o rodillas, como si el resto del cuerpo no estuviera.
Y existen tantas estrellas que sé que alguna tendrá que ser mía,
Como si de verdad me perteneciera.
Agárrate que empieza la montaña rusa a volvernos locos
Y si nos soltamos caeremos en esa espiral que nos rodea.
Abre el circo y hay tantos payasos que no se me escucha entre tanta risa.

Lucidamente cerveza


Nada que temer, nada a lo que tener miedo.
Y aún así no se puede parar de temblar.
Temblar y pensar en el pasado
Y en volver a empezar.
Como pican las horas que no volverán
Y ni siquiera son horas,
Que hora es solo una palabra,
Un invento maquiavélico
De algún inventor esquizofrénico
Que necesitaba ordenar el tiempo
Para poder entenderlo.
Y que me digan que los días existen
Que me da igual,
Yo se que son la sucesión de momentos,
De vida que se escapa
En suspiros a contratiempo.
Dormir se vuelve difícil a ratos.
Pero a veces es tan fácil…
Eso si que asusta.
Que los abrazos no sean
Prestamos hipotecarios y
Que se den sin esperar nada a cambio.
O quizás si, esperando mucho,
Quizás esperando instantes,
De esos que no se van nunca.
Esperando paseos bajo la lluvia.

Castillos de cristal


Paraíso artificial creado por algún ciego que confundió los colores y el tiempo.
Se mueve entorno a mi aquel pavo real violetamente violento que no para de mirarme.
A contraluz es como mejor se ve cuando ves algo interesante.
Pero no había nada interesante en el bosque oscuro perseguidor de mentes.
Obtusidad triangular dándole sentido a todo lo que no lo tiene.
Sentidos que se nublan y se multiplican cuando la vida vence y te va bien.
Todavía no se ha inventado el color en los castillos de cristal que saludan desde el cielo.
Hay momentos en que deja de verse en blanco y negro y el sepia predomina.

Me pregunto de qué color verá el cielo aquel que no ve más allá de si mismo.

Escondite inglés


Y sigue girando la vida a quemarropa, sin darte cuenta, sin ver a que camino lleva. Con contrabando en la maleta que desea ser requisado para dejar de pesar, y de doler. Que el peso es lo que tiene, que pesa y te deja la espalda rota, como tantas otras cosas que se rompen por no llevar el embalaje apropiado.
Sería más fácil si se pudieran forrar las mañanas con burbujas de esas, que explotándolas te relajas.
Y no cansa la vida que te empuja, que te lleva a donde no debes ir, pero quieres. Y ojala que el miedo no te recoja, que no te dé la mano nunca, que vale más perderse que viajar en su compañía.
Jugar al escondite inglés, quedarse quieto y que no te pillen en un renuncio. No moverse. 1, 2, 3. Quietos, todos quietos. Como si se pudiera parar el tiempo por pararse una persona. Pero da igual, no te vas a mover pase lo que pase.
Escóndete, no vuelvas a mirar de reojo. Mira de frente, con la cara bien lavada y a los ojos, sin faltar una sonrisa a medias. De las que llenan más que nada.

Puente de la locura



Sujétame a otra canción,
De las que no se borran
Y que permanecen en ti
Aunque las cosas vayan mal
Y las fiestas las pase sola.
Agárrame fuerte a ti
Y no dejes que la tormenta
Me lleve tan lejos
Que no sepa volver
Al lugar de siempre,
Ese que no se va,
Que permanece en mi mente.

Quiero ir a cierto faro en Lisboa
Que conozco sin conocer,
Que me cura la locura.
Que el viento trae la cura
A este puente que no se va
Que se aferra tan fuerte a mi
Que permanece en mi cordura.
Bórralo.
Haz que amanezca de nuevo.
Que el frío ya está rugiendo
En mi olvido de amargura.

A cualquier otra parte


Miedo al tiempo y al no saber,
A la consciencia y a la coca-cola acompañada.
Y es que las buenas cosas siempre van con hielo,
Para enfriarte el hueso del cerebro
Y dejar que piense el viento.
Siempre llego tarde al tatuaje sempiterno
El que no se va nunca,
El que nunca se va.
Y pídeme otra copa más,
Que hasta las 6 no abre el metro.
6 am, que al post meridiem si que llego.  
Tantas ganas de no soñar
Que tomo pastillas rosas,
De esas de la canción
Que me lleva a otro lugar.
Desconozco tanto que no me importa
Llegar aún más lejos.
Tirarme de ese barranco
Y sentir que las alas se rompen
Por la velocidad que alcanzo.
Y nada, que eso,
Vuela libre mariposa,
A cualquier otra parte,
Donde el viento te coja.

08


Cierra los ojos y lo ve todo negro,
Es fácil entenderlo si no tienes prisa.
Pero sueles olvidarte del paraguas cuando llueve.
Y a veces llueve sin agua y te enfadas.
Pierdes la sonrisa y sólo se ve humo en tu cara.
Aprendí a mirar más allá de tu foto
Y me encontre la cajita con tus sueños.
Lo guardabas todo esperando algo mejor
Y no pudiste cumplir tus promesas.
Tantos proyectos de futuro se nos hicieron pasado.
Nunca pude comprender tu color.
No hay colores como el tuyo,
Eras diferente y los olores se mezclaban junto a ti.
Como si de verdad existiera el aura
Y los imposibles fueran nuestros días.
Vuelve a enseñarme a pintar paredes de blanco,
Y a cantar en un tejado para coger al gato que se escapa.
Ayudame a trepar más alto, más arriba,
Donde se tapa el sol con un dedo.
Echo de menos aquellas manos
Arrugadas por la vida que no viviste.
Haz que brille nuestra estrella.



No dejes que me quede sin aire,
Canta mi canción, esa que habla de sonrisas en el aire.
Pon la valla rosa que lo hacía todo fácil.
Ayúdame a atarme los cordones en un montón de nudos.
Sonríe tu primero, que ya se me ha olvidado esa sonrisa.
La inalcanzable, la que me hace incapaz de ser completo.
Le faltaba algo a aquella luna.
Lo viste antes que yo.
Tu rapidez me descomponía en mil piezas.
Pero siempre me armabas luego.
Una y otra vez me echabas el alcohol ese que olía bien
Y se me curaban las heridas.
Ya no hay agujetas que no me dejen dormir.
Ahora es todo muy distinto,
Tan diferente a ti…
No hay miedo por las noches,
Sólo algún recuerdo emborronado,
Pero no me he vuelto aire todavía.
Me queda demasiado que sentir para no sentir nada.
No hay zapatillas más rápidas que las tuyas,
Ni rosas sin espinas que me aguanten si me caigo.
Todo sangra.
Se reduce a ti, y al pasado que no se pisa.
Haz que no piense.
Que no duela en mi ningún mar inmenso.

Eyes closed


Satorizame con una risa inconcluyente.
Invéntame un final inventado que desande el camino que anduvieron estas botas de cordones perdidos en cajones.
Convulsióname en un abrazo sin después ni pasado.
Arrójame al barranco quejumbroso con piedras irrompibles.
Idiotízame en una canción idiota, de esas que no significan nada pero te hacen significado.
Encuéntrame otra primera vez después de aquella primera vez que se ha perdido.
Las cosas que no dijimos cuando decíamos demasiado.
Suéñame enrarecido y con sabor amargo de amargura.
Volatízame el tiempo y haz que no existan los momentos.
Audazmente y efímero.
Existencializame de nuevo y racionalízame después.
Piérdeme en algunos brazos de desinterés.
Miénteme tus mentiras.
Báilame un miedo despierto.
Enloquéceme con la cordura.
Empáchame inmensamente de tiempo.
Satirízame mi caos intermitente sin brújula ni ojos que puedan oler el silencio.

Azufre


La vida huele a bicarbonato sódico, a azufre y a despistes razonables.
Huele a miedo y carreras por el campo, huele a lodo y a amarguras.
Nuestros olfatos están oxidados por el tiempo y no hay conciencia que nos diga: huele raro.
No hay olores que nos avisen y nos hagan cambiar de dirección.
No hay consejos fáciles ni consejeros inteligentes.
La ciencia avanza y duele quedarse detrás.
Duele pensar que las estrellas son coherentes aunque brillen por la noche.
Sigue oliendo a gato mojado porque todo es una broma y no te has dado cuenta.
Huele a tiempo imparable que vuela más rápido que el águila aquel que viste en el campo.
Huele a locura e insatisfacción casi indetectable.
Pero también huele a cordura y ese si que es un mal olor.
Hacen falta demasiados ambientadores que nos cambien la perspectiva.
Hacen falta personas y sobra gente, de ahí el olor a humanidad sádica.
Hacen falta más sombreros con flores y miradas tristes bajo el maquillaje de la vida.

Eris

Soledad al infinito perdida en un barranco empedrado de compañía.
Nunca sabes sujetar el timón cuando vienen las tormentas enfurecidas.
Palabras sueltas, sinsentidos, pero en tu voz adquieren 110 significados.
El viento enloquecido que susurra una banda sonora diferente para cada mundo y cada historia.
Manecillas de reloj hiperactivas que nunca paran de complicar los días.
Bailar descalzos en un charco que nos inunda los talones y se nos clava dentro.
Lugares oscuros por culpa de un eclipse mentiroso que no nos deja ver la luz.
Inmensidad, todo se reduce a ti.
Silencio. Estamos muertos.


Nadie le contó tu secreto a Cerebro y ahora el se ha enamorado de Recuerdo.
Dile a Miss Abril que no se vaya, que Miedo ya no va a acosarla.
Pintalo de tu color favorito, Esperanza.


Se abre el telón y te quedas solo.
Se cierra el telón y sigues solo.
Y de lo que pasó en medio solo recuerdas un recuerdo amargo.
Ciérrate y deja de reír en tu propio manicomio.
Aún queda camino, solo has vivido el primer acto.
Primer acto y ya estás muerto a tu manera.
¿Dónde van las mariposas en enero?
A tu ventana no.
Allí no va nunca nadie, solo el viento
Eres parecido pero no te pareces.
Falta lo más importante.
Histérica libertad que dejó de volar.


Ordenalo en cajones etiquetados.
Colócate poco a poco.
Pieza a pieza, recuperate.
Hay cajones que ya no cierran.
Demasiado equipaje en una sola cabeza.
Deshazte de algo.
Tira a la basura aquel momento.
No cuentes conmigo para ayudarte.

Miras incrédula al mundo
Abundan pensamientos moribundos
Ríes de su muerte...
Invertebrada
Acabas de empezar una fiesta inventada...

116


Cállate y no le mires, que cuando entras en pánico yo no te conozco.
Y es algo que te pasa muy a menudo, ya no me sorprendes cuando abres tanto los ojos y se pierde una risa muda.
A veces te ocultas entre flequillos ajenos y desapareces.
Pero tus miradas siempre permanecen, tus ojos no, ellos cambian de color.
Parece que quieren decir algo, hablar de tu estado de ánimo.
Se quedan en silencio y comunican.
Siempre quise parecerme a ellos.
Nunca conseguiré quitarme de la espalda el sueño aquel.
Tú me lo recuerdas cada día cuando veo un árbol aromático.
Todo eran olores antes de que te fueras, pero me acostumbré a ellos y ya no huelo.
Espero que estés bien bajo la lluvia de nuestro mes favorito.
Abrígate y no dejes de darle besos al niño perdido hace tanto.
Nunca te olvidó y tú a él tampoco.
Así funcionan las cosas, en medio de un equilibrio desequilibrado
Bailabas tan bien bajo la luna, en tu mundo sicodélico.
Decías que veías fatal, creo que ves mejor que nadie.
Había cosas que solo entendías tú, pero no tenías miedo.
Nunca lo tuviste y por eso te reías tanto.
No te pierdas nunca de mi lado, que yo si que veo mal y no podría buscarte.

Caleidoscopio bipolar

Exigible a corto plazo que se alarga demasiado en la línea que nunca se corta.
Obligaciones que te obligan a mantenerte inalterable.
Realizable idealizado como un caleidoscopio bipolar.
Descargar camiones que ha cargado el miedo.
Pagar deudas con dudas y respuestas con preguntas.
Tesoreros sin tesoros que solventan sus problemas.
Capacidad incapacitada completamente enloquecida.
Dinero que no compra el tiempo detenido.
Banqueros olvidados en rincones de miseria.
Medible lo perdido y olvidado lo vivido.
Disponibilidad aterradora que te aferra a largo plazo circulante.
Pasividad y actividad confundidas por un gato sonriente.
Garantía de una experiencia expectante que ves venir como espectador experimentado.
Ficticio es aquello que nunca te suelta del recuerdo.
Perdidas irrecuperables recuperadas en un sueño irrompible.
Números rojos como los días de miedo y la materia inmaterial.
Nómina abusadora que te acerca a la quiebra del pasado.
Autonomía cansada de ser autónoma y no entender sus finanzas secas por hablar demasiado.


Inventor del tiempo sin tornillos.
Nadie sabe como se perdió la lógica en el laberinto.
Colores mezclados, pero no revueltos, en tortillas insípidas.
Llamando a lo llamativo a gritos de silencio.
Observar no es mirar.
El camino al precipicio se hace mejor descalzo.


Que divertido es no pensar que piensas demasiado y perder palabras en caminos empedrados.
Que fácil parece vivir en un planeta sin fuentes.
Que dificil es poner los pies en el suelo cuando no hay gravedad que te sujete.
Perdiendo el norte sin encontrar el este.

No lo compres

Hipotenusa que corta en segmentos obtusos que nunca duermen si no es en camas de algodón egipcio.
Zapatillas perdidas en mundos insuficientes inundados por el ruido.
Cordones que aprisionan más que cadenas de hierro olvidadas en un cajón místico de la mesilla.
Olvidado todo aquello que no factura en mi aeropuerto.
Demasiado contrabando guardado en maletas que no vuelan y sólo viajan en coches de plástico.
Bicicletas con ruedas giradas pero que no dejan de rodar hacia delante.
Caminos que se cortan y no tienen cartel de salida de emergencia.
Lo incomprensible se comprende con luces apagadas y persianas negras que no reflejan sombras.
No quedan reflejos en los espejos que improvisan miradas de odio sin odio.
El miedo paraliza, pero el ibuprofeno te hace correr demasiado.
Acelerado el mundo y las esferas que comienzan a parecer espirales desaparecidas.
Busca, compara, y si encuentras algo mejor, no lo compres.

Salmón sonriente.


Me gusta tu cara cuando me da vergüenza mirarte y tengo que imaginarte.
Me gusta el otoño porque huele diferente que en otros tiempos mejores y los colores tienen aires de melancolemia.
Me gustan los vicios compartidos y el alquitrán del tabaco mezclado con Brugal.
Me gusta caminar de madrugada acompañada por la esperanza de una estrella diferente que perdió su brillo con un sueño peligroso.
Me gusta saber que los relojes se equivocan, están rotos y nadie se lo dice.
Me gustan los planetas en torno a los que gira el sol velozmente, inalcanzable.
Me gusta sobrevolar a pesar de no entender bien el significado de lo que hago.
Me gusta hacerme preguntas equivocadas y saber que las respuestas pueden ser las correctas.
Me gusta tomar decisiones con monedas mentirosas que siempre me dan lo que quiero.
Me gusta la suerte aunque no sepa si existe, pero es sólo una palabra más del diccionario de bolsillo.
Me gusta saber que el mundo está al revés, no quiero arreglarlo.
Me gustan los salmones porque nadan contracorriente.

Cuéntame un cuento

Erase una vez un joven agricultor en un campo, cada mañana se levantaba con la mayor motivación, que no era otra cosa más que hacer florecer ese huerto y sacar los mejores frutos, sin embargo estos no llegarían hasta pasado un tiempo, vecinos agricultores suyos decían que debían hacer la recogida antes porque así aprovecharían el auge del comercio de ese momento, y así obtendrían los mejores beneficios inmediatos, pero a este joven inexperto, de alguna forma le gustaba dejar que esas frutas maduran lo suficiente, para ,de paso si encontraba en el huerto alguna que le gustaba especialmente, cogerla en el mejor momento, y disfrutar su mejor sabor, esto le gustaba más que obtener grandes beneficios inmediatos, era un enamorado de sus flores y su huerto y el vinculo q formaba con ellos era más importante que nada. Así pues, llego la época de la recolecta, los demás agricultores obtuvieron beneficios, otros vendieron sus tierras y ya estaban vacios, pero su bolsillo lleno y a nuestro joven por tanto esperar al mejor momento, algunas de las frutas se le pasaron y otras fueron robadas por los buitres. El chaval se sintió mal pero siguió con su criterio todos los años. Y todos los años se le volvían a adelantar los demás agricultores. Un día una fruta prohibida floreció en su huerto, la fruta parecía muy dolorida porque acababa de soportar un gran vendaval y el chaval estaba tan asombrado de observar su belleza y perfección que quiso comérsela y no esperar nada , pero le pude de nuevo su carácter conservador y prefirió esperar a que la fruta recuperara todo su esplendor. A la mañana siguiente se levantó rápido consciente de que era el momento de recogerla y sacar el provecho de esa fruta que no había sacado el resto de sus 20 años con las demás frutas del huerto,…pero cuando llegó ya era demasiado tarde, la fruta era demasiado bonita como para que nadie más se fijará en ella, algún otro agricultor se le adelantó. Otra vez.

Jesús García Muñoz (Ilustrado pensador / futuro psicólogo loco)

Ventana abierta



No pican los mosquitos cuando piensas en silencio.
Te vuelves invisible y nadie te ve, ni siquiera ellos.
No necesito cerrar la ventana para pensar con claridad,
El ruido me acompaña y se vuelve soledad al infinito.
Cómo ibas a imaginar que volar fuera tan raro
Y bailar un signo de estar desesperados.
Pero no sonríes en los mismos lugares de siempre,
Ahora es todo diferente y la interrogación se queda sola.
Egoismo es quererte y querer soñar con alas plateadas,
Volver al pasado del lado bueno de la balanza.
Pensar sólo es eso, detrás no hay nada.
Los huesos se amontonan en habitaciones cerradas,
Nunca pasa la luz donde no queda esperanza.
Abre la ventana, deja que las estrellas te observen.

El placer se puede comprar pagando con dolor



No voy a dejar de esperar señales que caigan desde un limonero hastiado de vivir
Porque me enseñaron a esperar por algo mejor cada día.
Los lunes son peligrosos, pero les siguen realidades peores que el peligro.
El veneno de no saber entrar en tu propia mente y arreglar lo que está roto.
Porque hay cosas que se rompen en pedazos tan diminutos que es imposible recomponerlos.
Pero sigues intentándolo y esperando, porque la risa tiene que estar a la vuelta de la espiral que te rodea.
Y es que los laberintos cobran sentido cuando caminas por ellos con compañía que no existe más allá de la palabra que más duele.
Los olvidados nunca escapan de tu mente por mucho que desees ser invisible, y aunque el miedo paralice.
Lo peor es la angustia de tenerle miedo al miedo y de no saber atravesar cristales.
Porque los espejos ya no reflejan a aquel payaso que nunca sonreía y sabes que no volverá a hacerlo.
Pero respira, que a veces se te olvida ser aire y te atrapan los pulmones.

Clandestinidad


Viajas por el mundo en trasatlántico y has descubierto que no existe puente más alto
Que el que hay entre sus ojos.
Te pierdes entre la niebla de su sonrisa que nunca llega hasta su mirada
Pero sabes que algún día conseguirá nadar tan rápido que
Llegará hasta ella sin que te des cuenta.
Y por eso sigues mirando y no apartas la vista hasta que tus ojos no vean lo que quieren.
Hoy la cosa va de ojos y de palabras escurridizas que corren más que tus pies.
Pero no piensas en los latigazos que van unidos a la tortura de dejarse comprender
Y sigues buscando ese problema que nunca termina si no lo corta la palabra fin.
Nadas en mares que no abarcan las caricias y no hay flotadores que hagan fácil lo difícil.
Pero tampoco encuentras esas tinieblas de las que hablabas antes con desconocidos que ahora preferirías desconocer porque los besos salados estorban con la alergia a la alegría que no para de agarrarte.
Escabúllete y no mires atrás en busca de miradas clandestinas y peceras sin pez payaso.
Todo va a salir bien.

Camaleones




Corre lejos de tu mente.
Sal de ella y no mires atrás.
Lo olvidado no merece tu recuerdo.
Si piensas demasiado acabarás huyendo.
Como siempre.
Comete errores parecidos pero más inmensos.
Tirate de la rama más alta del árbol seco.
Y haz daño.
Siempre termina igual el cuento.
O mejor, haz lo que nunca has hecho.
Persigue el pasado y no avances.
Deja que el miedo gane la partida.
Y sigue deseando seguir perdiendo.
Es lo que eres, asúmelo.
Continúa luchando contra ti mismo.
Cobarde.
Siempre las mismas palabras,
Una y otra vez se repiten.
Los colores que te rompen tan a menudo.
No recuerdo cuando empezó a doler.
No sé cuando comencé a tener miedo.
Conocí las tormentas antes de entenderlas.
Complicado, como yo.
Incomprensible y olvidado
Como tantas cosas que dejé en la panadería.
Dejé de ser.
Dejé de poseer.
Dejé de querer.
Si algo duele, es porque es verdad.
Hay miedo de sobra para repartir.


Las paredes encierran gritos y palabras devastadoras
Con las que el termómetro explotaría.
Los saltamontes se tiran a las vías por seguir risas ajenas,
Pero nunca llegan al otro lado sin cambiar.
El verde que me enseñaste quedó muy atrás en el reloj
Y ya ha perdido la mitad de su significado reciclable.
Dale la vuelta y que no arañen las manecillas a las horas,
Haz que patinen las ruedas cuadradas del coche de juguete
Y píntate de algún color alegre cuando me mires.
Báilale el agua a lo desconocido.
No conozcas nada.


Como un camaleón que se adapta a los mundos ajenos.
Era más fácil con mundos simples y artificiales
De colores estridentes, pero ahora estoy en gris.
Cuéntame un cuento para no dormir,
Que ya no quiero hacerlo más.
No quiero levantarme y saber que me duelen los pies.
Andar era escapar y ahora no puedo.
Atrapada.
No puedo llegar a mi escondite.
Pero estoy tan cómoda…