No te olvides de mi

Que dificil es decir te necesito cuando hay ladrones que se roban los silencios.
Tengo demasiados alambres atándome los huesos y un jarrón verde para guardar trocitos de papeles de otras vidas que viví.
Hay una tarta para ti en la ventana y demasiadas canciones que no pudimos cantar.
Nunca olvidaré tu nana favorita.
Estoy aprendiendo mucho y cada vez tengo menos miedos.
Gracias a ti, que siempre estás en mi dedo corazón, contandome cuentos y regalándome sonrisas.
Que son todas para ti.

No pienses que estoy loco, es solo una manera de actuar.
No pienses que estoy solo, porque estoy comunicado con todo lo demás.

Cambiémonos

Me tenías en frente y ni siquiera me has mirado, y está bien, puedo comprenderlo, es solo que me hiciste cosquillas la otra tarde y odio pensar que no te dieras cuenta.
Que no dormimos entre la niebla, estamos protegidos y tu más, que no dejas que entre nadie en los mundos donde vives.
Y esas cosas, así tan simples y que no se te pueden echar en cara, son las que queman entre las costillas y te abrazan demasiado fuerte por dentro, como queriendo decir: "tranquila, no estás sola", pero lo empeoran todo.

Parece que llueve micromina donde me tocas, como instinto de supervivencia.
Y no paro de pensar que dormido sabes mejor y hablas más, y que nos parecemos mucho al respirar.
Que al fin y al cabo se trata de eso, de buscar cosas en común y nosotros las tenemos.
Que se que odias los pomos de las puertas y que te encanta destruír moquetas con locomotoras imaginarias.

No me digas que nunca, porque aún es pronto y ni he empezado a hacer el equipaje.

Y eras tú, pero ya te habías ido

Se sabía que todas las palabras no cabían en su cuaderno, pero era tan difícil no creérselo...
Cuando ya parecía que lo habíamos olvidado, viene la lluvia y nos lo trae de vuelta, y es como si nunca se hubiera ido y nosotros cantásemos bajito desde las esquinas para que nos oigan en las fuentes.
Las paradas de metro se envuelven en gritos envenenados de vaho y podredumbre, la comida escasea, pero al menos siguen vivos esos sueños.
Que el tiempo se estancó, como antes, y la solución era hacer girar una bola de nieve gigante, pero no teníamos guantes y ya se sabe que el arte es mentirte de frío, y no queremos eso.
Pero si luego ves a Lebowski en una habitación, también habrías gritado, también habrías corrido, y seguro que al despertarte habrías cerrado bien la puerta, con sus cadenas y esas cosas.
Que las casas nos atrapan y encarcelan y luego cuando salimos las llaves no están y llueve en nuestros bolsillos el vacío que han dejado.
Y hablando del vacío, ya sabes...
Por cierto, sé que cuando se abrió sola la puerta y apareció el payaso eras tú, y nos reímos bastante aquella noche.
Cuídate lo suficiente para seguir cuidándome, y perdona mi egoísmo pero te llevo dentro.