Cambiémonos

Me tenías en frente y ni siquiera me has mirado, y está bien, puedo comprenderlo, es solo que me hiciste cosquillas la otra tarde y odio pensar que no te dieras cuenta.
Que no dormimos entre la niebla, estamos protegidos y tu más, que no dejas que entre nadie en los mundos donde vives.
Y esas cosas, así tan simples y que no se te pueden echar en cara, son las que queman entre las costillas y te abrazan demasiado fuerte por dentro, como queriendo decir: "tranquila, no estás sola", pero lo empeoran todo.

Parece que llueve micromina donde me tocas, como instinto de supervivencia.
Y no paro de pensar que dormido sabes mejor y hablas más, y que nos parecemos mucho al respirar.
Que al fin y al cabo se trata de eso, de buscar cosas en común y nosotros las tenemos.
Que se que odias los pomos de las puertas y que te encanta destruír moquetas con locomotoras imaginarias.

No me digas que nunca, porque aún es pronto y ni he empezado a hacer el equipaje.

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