Gbrdn

Me emborracho de latidos y acabo siempre descalza. Es lo que nos pasa cuando no seguimos nuestros pasos y acabamos mirándonos en espejos rotos por el vaho. Y esa niebla que nos acompaña nos susurra que hasta el onanismo es mejor que ese desgarrarnos la piel a jirones. Incluso la sangre se fue cuando la llamaste roja. La piel duele por dentro y por fuera se hace arruga. Sigo deseando que me toques como nadie ha tocado nunca. Los caracoles pierden el oído al escuchar tu risa, se rompen un poco por fuera pero siguen cerca de ti. Y continuas riendo aunque duela. Has dejado un agujero en uno de mis calcetines, y cuando te fuiste lloró, te lo prometo. Que no sabes lo que se echa de menos la compañía de nadie y la locura que pensaba que había en ti, pero no. La coordinación no es lo nuestro, lo sabíamos y seguíamos haciéndolo. No funcionó, si es que ya me lo decían mis sueños. Que dormir tan bien desde que te conocí no era bueno. Y bien que lo siento, podría haber dibujado mapas en tu espalda para que no te fueras nunca pero siempre estuvieras lejos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario