Nunca llegué a
decírtelo pero odiaba tu forma de mirar como si no pasará nada cuando estaba
pasando de todo, pero como era invierno no lo notabas.
El frío siempre
hacia que parecieras más loco de lo que eras y vivíamos girando en un
caleidoscopio con bufandas de rayas y abrigos rotos por el tiempo.
El mismo tiempo
que pretendíamos que no nos alcanzara nunca.
No se en que
momento separamos nuestras manos, pero esa sensación no se me olvida.
De repente estábamos
cada uno por un lado y lo que parecía imposible se hacía definitivo, y aunque parezca extraño soy
feliz.
No hemos ganado
nada pero nos perdimos en los bosques y todo lo que recuerdo son demasiadas
noches y ningún sol.
Supe que era yo
cuando no estabas. Y cada vez más lejos pero mejor.
Las sombras
siguen y no me importa, he aprendido a hacerlas compañía y aún me río cuando se
les cae el reloj.
Ha pasado de todo
y no puedo contar nada. Es un secreto que solo conozco yo y alguien que se
aparece en mi reflejo. Los mismos ojos pero sin ti.
Y sonriendo, que
quedan dos días para un año más y ningún pasado al que poder sobornar a cambio
de alguna página de lo que fue.
Me encuentro
bien, al lado de alguien que sigue conmigo aunque no este.
Y es que te
necesito aún sin conocernos a ninguno de los dos.
Ya ves, sonríes y
desaparezco un poco pero así es mejor, que seguir siendo ha perdido mucha
gracia.
Había un tren en
el que solo estaban dos personajes de la historia despiertos. Todos dormidos
menos ellos y tu no parabas de reírte…como sabes lo mucho que me gusta oírte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario