El arte es mentirte de frío



Conducir extenuado hasta la carretera equivocada que te lleva a un lugar que te congela. Te das cuenta de todas las cicatrices que se han quedado a vivir en tu piel... y nadie que las acaricie... Vuelves a decir aquello de los duendes, y su alegría, y esa tristeza que esconden debajo de tanto verde y piensas que enamorarse debe ser algo parecido, pero real. Otra vez me sorprendes atrapándome con una sola palabra que sale de tu paladar y saborea tu boca como yo nunca lograre hacerlo. Reconozcámoslo, el miedo es inmenso. Tu, tan quieto, efímero y eterno al mismo tiempo, haciendo que rozarnos parezca natural aunque por dentro estemos ardiendo. No se si eso de que inventaremos cuentos se hará real, pero me la juego. Mordería cada una de tus manzanas de locuras interminables y volaría sobre todas las cataratas que inundan tus pisadas, borrándote. Pero correría mas, hasta alcanzarte, y si no paras de reír lo consigo, eso si que puedo prometértelo... no como cuando te prometí el cielo y se redujo a un cuadro en la pared con nubes que no eran tuyas, ni mías, pero estaban. Permanece todo en la memoria y me moría por decírtelo.

De camino a casa el metro y tu y nadie mas y llegas y te abrazan y vuelves a empezar.

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