Qué difícil, a veces.
Saber acostarse a tiempo, cuando la noche
ya sólo puede tumbarte a golpes de tristeza.
Cuneta enésima.
No pedir otra cerveza ni porqués.
No lanzarse al vacío de la herida abierta.
Qué difícil no pensarse absurdo y roto
frente a esos ojos huecos
que una vez fueron mi planeta.
Simplemente sonreír, qué difícil.
Y guardarse las palabras
para quien por fin las merezca.
http://melancoholismo.blogspot.com.es/2011/12/decepcion-etcetera.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario