Muñecas rusas

Sigue habiendo una paloma muerta en la cornisa, va consumiendose, se vuelve transparente y dentro de poco ya no tendré que verla. La olvidare, dejaré de pensar en ella, en lo que ha podido pasarle, en quién le ha hecho eso. Seguire siendo una discapacitada para entender las miradas y correr sin caerme cuando se trata de ir descalza. Se me daba fatal saltar a la comba y montar en bici. Esas cosas que dicen que nunca se olvidan pero que ya se que si se olvidan, como todo. Y ahora de pronto se recuerdan y necesito loctite para pegar los pedazos de mi cuarta muñeca rusa.
Había un torbellino en aquella playa, estaba prohibido acercarse a el pero era inevitable.

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