Formol


Caza reflejos olvidados y manchados de sangre que nunca pertenecieron a nadie.
Huye de monedas y resplandores cegadores dándole la espalda al lodo.
Sonríe lunas llenas de deseos imposibles que realizará cuando el norte sea el sur.
Gira prismáticos triangulares conocedores de incendios provocados por gasolina azul.
Atormenta a los grillos mudos que no le dejan dormir con su silencio.
Pasa lento pero seguro sobre piedras que le impiden tropezar correctamente con los mismos errores de siempre.
Permanece oculto tras las ramas de árboles inseguros en los que ya nadie más se atreve a subir.
Decidió alejarse de su lugar de siempre en busca de agua contaminada con besos que no han sido dados.
Juega a ser lo que no es para ver si aprende a ser lo que es pero no quiere.
Y se olvida de saludar pero no deja de perderse en la palabra adiós y en sus cinco letras impronunciables.
Tatúa primaveras con años que no ha vivido por el miedo a caer el primero y levantarse el último.
No perdona si no es a cambio de un recuerdo olvidado en cajones quemados por el fuego del pasado.
Regala incontinencias verbales y fotografías rotas por la prisa de vivir acelerados en frascos de formol. 

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