El ruido pesa



Costumbre de rozar la hipocresía con mis dedos.
Empujando días del calendario hasta encontrar la palabra fin y apostar mi carta de la suerte.
Efecto dominó de las tormentas que te rodean de agua y de pronto te olvidas de nadar.
Sátira de una vida consumida por el fuego, con llamas a la altura del miedo.
Caminos dibujados en hojas en blanco... aún no se han inventado las carreteras de papel.
No hay accidentes que terminen en colchones para impedir el impacto.
El dolor sigue viviendo a la vuelta de mi esquina.
El miedo me la ha vuelto a jugar atándome los cordones para que tropiece con el mismo error de siempre.
Jugando al escondite con el pasado, esta vez no vas a encontrarme.
Aráñame y déjame cicatrices interesantes.
Permíteme regodearme con mis 116 historias incontables.
Muérdeme los amaneceres, abrázame con tus espinas.
Te siento, lo siento todo.

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