Nocturnidad anatómica


Anatomía extraviada en un hotel que nunca pagan los adúlteros de la noche. Se equivocan al pensar que vacaciones es excavar en cuevas tan profundas que resultan peligrosas para la conciencia del que no tiene cabeza. Sueñan en penumbra mientras construyen puzzles de solo cinco piezas. Cinco, como los dedos de las manos y los pies que todo el mundo muestra. No saben como ganar la batalla contra el tiempo y se esfuerzan en chocar con muros de maleza. Se pierden en bosques montañosos, con cimas puntiagudas y nieve en sus cabezas. Abrir la mente y dejar que pase el aire para purificar el ambiente. No es la solución, pero de poco se aprende. La confianza se destruye en la niñez y no se puede arreglar hasta que no se congela la piel. Nada, eso es lo que siente un duende entre las hadas.

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