Walk


Como una sombra el dinero iba apareciendo en cada palabra que el decía. Inundaba sus letras en posesión y presión, en on y nunca off. Siempre dispuesto a tener la razón cuando no la tenía, dispuesto a humillar cualquier arranque de imaginación. Inauguraba cada habitación de aquel piso vacío, sin vida, con un discurso sobre el ahorro, sobre el trabajo, sobre la responsabilidad, sobre él. Hablaba por hablar pero nunca decía nada. Detrás de cada pronunciación de cada letra se ocultaba la sabiduría de que había perdido su vida tratando de almacenarlo todo en pequeños frasquitos que más tarde, sabía, le serían de utilidad. Nunca vivió con la incógnita de no saber lo que vendría después, todo era un mapa, un plan A, silenciosamente calculado en su mente para lograr todas sus metas, que no consistían en otra cosa más que en… no lo sabía, trabajó tan duramente para no sabía qué… Eso era lo peor, la seguridad segura de que había perdido el tiempo.
Seguridad. Bonita palabra para alguien como él. No sabía lo que era eso. Realmente, para ser completamente honestos, no sabía nada. Dejó de estudiar cuando era un niño, aunque sin infancia, y nunca tuvo la necesidad de aprender nada a lo largo de su vida. Le prestaron muchos libros, pero no parecían interesarle. No sé que era lo que esperaba de un libro, quizás uno con dibujos le hubiera gustado más. Ni siquiera sé si sabía leer con fluidez o escribir correctamente. Pero es igual, quién decide qué es fluido y qué es correcto. Nadie. O si. No sé, es algo que ni ahora alcanza a interesarme, solo se lo que no fui, lo que no soy, lo que espero no ser. No soy como él. Ni mejor ni peor, simplemente no soy él. No comprendo las razones de su razón, no se por qué da cada paso que da al caminar. No sé si quiero saberlo. Nada de él me aportará demasiado. Es la historia de un hombre atormentado que se dedica a atormentar a todo aquel que le soporta. Eso me incluye a mí. Compañero de dudas de mi pasado, víctima de algo bueno que se tornó en malo. En esta casa que habito en compañía de este hombre nadie tiene infancia, nadie. No sabemos lo que nos pasó cuando teníamos inocencia. No recordamos nuestros primeros pasos, ni nuestras travesuras, ni los cuentos que dicen contarnos antes de dormir. Sólo nos recordamos en la cuna, y alguien poniendo un velo negro impidiendo que nos llegue la luz. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario