INTENTO Nº1


No. Uso demasiado esa palabra. Hay que cambiar, siempre, en continuo cambio para que no te pisen los cordones.
Hablo de lo que no conozco pero sueño con ello. He viajado por todo el mundo desde mi hemisferio derecho. Pero no co-no-zco nada.
Hablo de olas que nunca he visto, de mareas que me transportan a otros colores, de resacas que nunca llegan.
Solía hacer muchas cosas, pero eran demasiado reales para recordarlas.
Es mejor tener recuerdos de lo que no se ha vivido o tener simplemente el presente.
Hay monigotes bailando entre los parques, entre las nubes, entre cualquier paisaje que se pueda imaginar.
Tengo muchas cosas inmateriales. Tengo un duende de la risa que escucha pero no habla, y siempre se deja dibujada una especie de mueca que invita a ser feliz.
Pero también poseo un rincón oscuro escondido en mi ombligo. Este no invita a nada, solo da que pensar.
Mis ideas piensan más que yo, suelen perseguirme con antorchas hasta que las escucho.
Nunca las escucho, solo las oigo un rato hasta quedarme en gris anaranjado.
Evaporo miserias a veces que se convierten en castillos en el aire.
Fui todo. Fui trapecista, hombre-bala, domador, almendro (se me secaron las hojas hasta morir), fui pantera, fui helicóptero… fui. Eso es todo.
No hay fotos de mis momentos preferidos. No hay cajas con postales enviadas por algún loco.
No. Pero si. Porque soy, porque tengo, porque qué se yo que tu si sabes. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario