El salmón que no sabe volver



Suena mejor decir que estás acabado. Que ya no sueñas olores a fin de mes. Te has vuelto un suicida es mejor que decir que tienes familia y la quieres cuidar. Ibas como el salmón, pero has decidido unirte en el instante del ocaso a aquello que algunos llaman felicidad. Tenías todo para perderte pero perdiste lo que te hacía especial. Ya no piensas en molinos de viento. No tienes ideas que anden con las manos. Has olvidado las tablas de multiplicar. Indemniza tus miedos con un millar de sonrisas, pero te darás cuenta que no sirven para actuar. Vuelve al escenario de lo que era tu vida. Sigue tus pisadas, pero esta vez hacia atrás.


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