Es imposible
recuperar momentos que nunca vivimos y que de haber vivido no quisiera recordar.
Es raro sentir que han quitado el puente levadizo que unía tu puerta con la mía.
Sabemos que ahora no somos más que dos desconocidos con miedo por haberse
conocido. No hay miradas entre nosotros ni palabras más allá de las canciones
que escribió algún borracho con un genio oculto en sus botellas. No existe el tiempo
si miramos juntos hacia un mismo punto que evite el desmoronamiento del
castillo de naipes que intenta demoler la mala suerte. Hay demasiadas complicaciones
allí fuera como para complicarme con más palabras llenas de opresión y cárceles
invisibles. Algún día gritaré tan alto que dejarán de oírme todos mis demonios.
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