Salmón sonriente.


Me gusta tu cara cuando me da vergüenza mirarte y tengo que imaginarte.
Me gusta el otoño porque huele diferente que en otros tiempos mejores y los colores tienen aires de melancolemia.
Me gustan los vicios compartidos y el alquitrán del tabaco mezclado con Brugal.
Me gusta caminar de madrugada acompañada por la esperanza de una estrella diferente que perdió su brillo con un sueño peligroso.
Me gusta saber que los relojes se equivocan, están rotos y nadie se lo dice.
Me gustan los planetas en torno a los que gira el sol velozmente, inalcanzable.
Me gusta sobrevolar a pesar de no entender bien el significado de lo que hago.
Me gusta hacerme preguntas equivocadas y saber que las respuestas pueden ser las correctas.
Me gusta tomar decisiones con monedas mentirosas que siempre me dan lo que quiero.
Me gusta la suerte aunque no sepa si existe, pero es sólo una palabra más del diccionario de bolsillo.
Me gusta saber que el mundo está al revés, no quiero arreglarlo.
Me gustan los salmones porque nadan contracorriente.

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