Escondite inglés


Y sigue girando la vida a quemarropa, sin darte cuenta, sin ver a que camino lleva. Con contrabando en la maleta que desea ser requisado para dejar de pesar, y de doler. Que el peso es lo que tiene, que pesa y te deja la espalda rota, como tantas otras cosas que se rompen por no llevar el embalaje apropiado.
Sería más fácil si se pudieran forrar las mañanas con burbujas de esas, que explotándolas te relajas.
Y no cansa la vida que te empuja, que te lleva a donde no debes ir, pero quieres. Y ojala que el miedo no te recoja, que no te dé la mano nunca, que vale más perderse que viajar en su compañía.
Jugar al escondite inglés, quedarse quieto y que no te pillen en un renuncio. No moverse. 1, 2, 3. Quietos, todos quietos. Como si se pudiera parar el tiempo por pararse una persona. Pero da igual, no te vas a mover pase lo que pase.
Escóndete, no vuelvas a mirar de reojo. Mira de frente, con la cara bien lavada y a los ojos, sin faltar una sonrisa a medias. De las que llenan más que nada.

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