Lucidamente cerveza


Nada que temer, nada a lo que tener miedo.
Y aún así no se puede parar de temblar.
Temblar y pensar en el pasado
Y en volver a empezar.
Como pican las horas que no volverán
Y ni siquiera son horas,
Que hora es solo una palabra,
Un invento maquiavélico
De algún inventor esquizofrénico
Que necesitaba ordenar el tiempo
Para poder entenderlo.
Y que me digan que los días existen
Que me da igual,
Yo se que son la sucesión de momentos,
De vida que se escapa
En suspiros a contratiempo.
Dormir se vuelve difícil a ratos.
Pero a veces es tan fácil…
Eso si que asusta.
Que los abrazos no sean
Prestamos hipotecarios y
Que se den sin esperar nada a cambio.
O quizás si, esperando mucho,
Quizás esperando instantes,
De esos que no se van nunca.
Esperando paseos bajo la lluvia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario