Estás en casa



Otra noche más de locura consciente. Poco alcohol y muchas risas demostrando que es posible ser feliz. Nadar en una piscina, mojarme el pelo. Soñar, que no es poco. Solo se necesita compañía, la adecuada, la necesaria, la que siempre está. Algunos desde pequeños, otros nuevos. Unos que me han ayudado a escapar de idiotas con garrotas y crucifijos en sus camas. Otros aguantan mis palabras, unas tras otras. Y de pronto me sale de la boca ese pitido insoportable, el que no puede parar de reír y de hablar al mismo tiempo. Se me oye en todas partes, hasta en la puerta de al lado. Y no nos perdemos a la vuelta, vamos en el camino correcto. Repetiría una y otra vez esas mesas, esas corduras tan locas. 

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