Resignación momentánea



Se me han roto las cien mil razones
apolilladas en el fondo de cualquier historia.
Se me han podrido por el moho y la distancia,
por el cansancio lento y sórdido de la espera;
de una espera exasperante, fría y ansiosamente anhelada.
Me he acostumbrado a esperar.
A pasar días, a arrancar hojas de calendarios infinitos.
Me estoy acostumbrando a morirme poco a poco,
a quebrarme por dentro, a desmigajarme a olvidarme.
Estoy esperando un día inmenso que no llega,
que tal vez ni existe,
estoy esperando, por no morirme de repente
porque me da miedo acabar de golpe.
Me estoy recreando en la agonía monótona y doliente de los impotentes,
de los acabados, de los inservibles.
Me estoy acostumbrando a no vivir,
a no soñar, para que no me despierten bruscamente.
Me estoy acostumbrando a acostumbrarme.
                                                                   Soledad Santamaría

No hay comentarios:

Publicar un comentario