Se verla al revés




No importa, nada lo hace realmente. Sentimos lo que hacemos, lo hacemos. Vivimos historias inventadas en noches de luna llena. Y si no está llena, la llenamos de recuerdos. No olvidamos, tampoco queremos hacerlo. Preferimos vivir. Y caminar con el aire en la cara enfriándonos las mejillas, llenándonos los pulmones, impidiéndonos ver con precisión. Aunque se tuerza el camino, sigue siendo increíble, impredecible. Aunque nos quedemos solos, aunque todos se vayan, a veces algunos vuelven, y eso es lo único que hace que valga la pena.

He pasado mucho frío porque ahí siempre es invierno
y al final, pues claro, se ha acabado el drama y he llegado. 


He hecho eso y he hecho más
y no te lo he contado y no te lo pienso contar
no sé si ha estado bien o ha estado mal, sabes, sigo sin tener ni puta idea, porque todo lo que he hecho
cuando no me lo ha pedido el corazón ha sido el cuerpo.



Sí, se trafica con armas, con drogas, con hombres, con mujeres, con niños, con vidas, con ideologías, con internet, con política, con poder, con sueños, con meterte el miedo en el cuerpo.
Cada mañana me miro en el espejo y lo que veo no me gusta, y entonces, en vez de comerme mi propia mierda fresca, te jodo a ti, a ti y a ti. ¿Por qué? Porque la culpa, amigos, la culpa siempre es de los demás, sí, y la enfermedad se llama "Vivamos la vida de los demás porque no tengo cojones ni sangre para vivir la mía".
Tengo goteras en mi casa, goteras en mi curro, goteras en mi corazón. De las goteras en mi cabeza os hablo otro día porque ahora quiero dormir.
Cuando duermo no pienso. No pensar. Yo sólo quiero volver a las entrañas de mi madre, a nadar sumergido flotando en una paz infinita, en una duerme vela blanca de un cuerpo y dos corazones abrazado por un cordón, caliente, protegido, acurrucadito, indefenso pero invulnerable.
Yo sólo quiero volver al día en el que mi madre me cantó mi primera nana, sólo quiero eso.



Qué coño de culpa voy a tener yo si decido vivir cada día de sobredosis emocional.La Realidad no es más que un cíclico atentado contra el sentido común, por eso hay que salir a la calle a fumarse la vida, sólo por eso, porque en el fondo la posibilidad de ser felices somos nosotros mismos doblando las esquinas de las calles y los libros.


Hay gente que piensa que el hecho de que las palabras "palabra" y "mundo" escritas en inglés se parezcan tanto, es pura casualidad.
Odio a esas personas que viven para sí
resumiendo: vive expresa-mente para otras.
(Si somos la misma persona, me masturbaré para tocarte.)




Escucha el triple de canciones al doble de volumen,
fúmate la decadencia de esa gente que no piensa pero existe.
Haz el amor siempre que puedas, tírate a la calle, métele miedo.
Te obligaré a ser feliz.


Cuando descubro la gracia de un lugar a través de otra persona,
cuando bebo para hacer a los demás un poco más interesantes,
cuando la música me falla, cuando se revelan mis pelos de loca.
Cuando encuentro la belleza en un día derrotista,
cuando mi ropa se niega,
cuando algo resulta cómico sin querer y piensas si no estabas mejor callada.
Cuando cuestionan el talento,
cuando todo esto pudiera serle útil al Sabina.
Cuando no encuentro lo que no sé estar buscando,
cuando sueño lo cotidiano pero sueño,
cuando me permito distraerme con la simpleza, es tan agradable.
Cuando sucede que llevo toda la vida escurriéndome fugaz,
cuando me quedo sin tinta, cuando me quedo sin voz,
cuando sucede que seduce.


Tenemos miradas que nos incitan a amar,
tenemos chistes malos que contar,
tenemos intrigas divertidas que revelar,
¡Joder chica! Tenemos de todo, y no nos hace falta de nada.



Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar.





El cuerpo ha dejado de escuchar al cerebro. Debería sentir dolor, pero la mente esta congelada, atrapada por un rompecabezas que no puede resolver. 




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