Le decía te quiero a tus pupilas


Cuando te decía te quiero no mentía. Pero es que no te lo decía a ti, me lo decía a mí. Se lo estaba diciendo a mi reflejo, que lo veía en tus ojos. Le decía te quiero a tus pupilas.
Lo siento. Sé que me vas a odiar al contarte esto. Pero míralo por el lado bueno, ahora te será más fácil olvidarme, si es lo que quieres. Yo no voy a olvidarte, que si lo hago no habré aprendido nada. Puedes insultarme y pensar que soy lo peor. Pero no me arrepiento, fue un error, pero los errores están para cometerlos y aprender. No sé. Supongo que he aprendido a quererme. Al principio te quería tanto que me olvidé de mí. Sólo te quería a ti y entonces no era yo. Así es más fácil. Piensa que realmente no me conociste tal y como soy. No conociste esa faceta mía que sangra ego y no le duele. Que soy narcisista y egoísta. Que cuando tengo un problema me vuelvo nihilista y dejo de pensar que vale la pena. Por eso creo que es importante que te dé las gracias. Porque gracias a ti ahora me conozco un poco más. Pero es que me quiero con todos esos defectos que a ti te hicieron salir corriendo. No me entendías y probablemente ahora tampoco lo hagas. Pero no estoy aquí para que me entiendas. Estoy para entenderme yo. Para decirte esto en voz alta y soltarlo todo. Necesitaba gritar y esta es la mejor forma que tengo de hacerlo. Tú no eras el problema. El problema es que aprendí a quererme, otra vez. Porque dejé de quererme cuando te conocí a ti. Y puede que pienses que nunca podré querer a nadie porque dejaré de quererme a mi y me daré cuenta y volveré a quererme y volveré a decirle te quiero a las pupilas. Pero no es así. Tú y yo no encajábamos. No formábamos parte del mismo puzzle. Pero pensamos que debíamos estar juntos. Me adapte a ti y me dejé de lado. Ya no me veía guapa ni quería mirarme al espejo, me maquillaba y me vestía para gustarte, pero a mí no me gustaba.  Y todo aquello que a ti te gustaba de mí era porque así lo quería yo. Quería gustarte y encajar en ti y darte las gracias por haberme visto entre las demás. Pero no era yo. Ahora lo sé, y al decirte esto, quiero que tú también lo sepas. Quizás he desvariado demasiado y digo cosas tan locas y simples y raras que a lo mejor no has entendido nada. Pero yo te lo he dicho. Eso es todo. Que cuando decía te quiero, se lo decía a tus pupilas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario